Ingredients
Para preparar aproximadamente 15-18 galletas necesitarás:
- 1 taza de harina de almendra (115g)
- ½ taza de coco rallado sin azúcar (40g)
- ⅓ taza de eritritol o endulzante keto (65g)
- 1 huevo grande
- Ralladura de 1 limón fresco
- 2 cucharadas de jugo de limón natural
- ¼ taza de aceite de coco derretido (60ml)
- ½ cucharadita de esencia de vainilla
- ½ cucharadita de polvo de hornear
Instructions
Precalienta el horno a 180°C (350°F) y forra una bandeja de hornear con papel pergamino. Asegúrate de que todos tus ingredientes estén a temperatura ambiente para facilitar la mezcla.
Si tu aceite de coco está solidificado, derrítelo a baja temperatura, cuidando que no se caliente demasiado. Debe estar tibio, no caliente, para evitar cocinar el huevo al mezclarse.
En un recipiente mediano, combina la harina de almendra, el coco rallado, el eritritol y el polvo para hornear. Mezcla bien con un batidor de mano para asegurar que todos los ingredientes se distribuyan uniformemente y no queden grumos.
La calidad de la harina de almendra puede variar significativamente entre marcas. Busca una que sea finamente molida para obtener la mejor textura en tus galletas.
En un recipiente aparte, bate ligeramente el huevo. Añade el aceite de coco derretido, la ralladura de limón (asegúrate de rallar solo la parte amarilla, evitando la blanca que es amarga), el jugo de limón recién exprimido y la esencia de vainilla. Mezcla bien hasta obtener una emulsión homogénea.
El secreto para maximizar el sabor cítrico es incluir tanto la ralladura como el jugo. La ralladura contiene los aceites esenciales aromáticos, mientras que el jugo aporta la acidez refrescante.
Vierte los ingredientes húmedos sobre los secos y mezcla con una espátula de silicona usando movimientos envolventes. La masa resultante será más suelta que una masa tradicional de galletas, con una consistencia similar a la de una pasta espesa o masa de scones.
Si la mezcla está demasiado pegajosa para manipular, refrigérala durante 15-20 minutos. Esto solidificará el aceite de coco y facilitará el formado.
Con las manos ligeramente humedecidas o una cuchara para helado pequeña, toma porciones de aproximadamente una cucharada de masa. Forma bolitas y colócalas en la bandeja preparada, dejando al menos 5 cm entre ellas.
Con el dorso de una cuchara ligeramente humedecida, aplana cada bolita hasta obtener discos de aproximadamente 1 cm de grosor. Si deseas un borde más definido, puedes pulir los bordes con los dedos.
Hornea en el horno precalentado durante 12-15 minutos, o hasta que los bordes comiencen a dorarse. El tiempo exacto dependerá de tu horno y el tamaño de las galletas.
Es importante vigilarlas de cerca durante los últimos minutos, ya que la harina de almendra se puede dorar rápidamente. Las galletas estarán listas cuando los bordes estén ligeramente dorados pero el centro aún parezca algo blando.
Este paso es crucial para la textura final: deja las galletas en la bandeja caliente durante 5 minutos (se seguirán cocinando ligeramente con el calor residual). Luego, transfiere con cuidado a una rejilla de enfriamiento y deja que se enfríen completamente.
Si sigues el consejo especial de la receta y deseas una textura más crujiente, apaga el horno y deja las galletas dentro con la puerta entreabierta durante 5 minutos adicionales antes de sacarlas.
Las galletas se endurecerán y volverán más crujientes a medida que se enfríen, así que no te preocupes si parecen blandas al salir del horno.