Paso 1: Prepara los Ingredientes
¡Empecemos con calidez!—en un bol grande, vierte 1 taza de puré de calabaza—añade 1 taza de harina de almendras o avena molida, 2 cucharadas de semillas de chía, ½ cucharadita de canela, ½ cucharadita de esencia de vainilla y ½ cucharadita de polvo de hornear si lo usas (me encanta ese olor otoñal!). Casca 1 huevo o mezcla 1 cucharada de linaza con 3 cucharadas de agua—échalo al bol (mi cocina huele a calabaza y me hace saltar!). Revuelve un poco—es la base saludable de nuestras galletas.

Paso 2: Endulza y Mezcla
Añade 2 cucharadas de miel, sirope de agave o dátiles triturados si quieres un toque dulce—mezcla bien con una espátula ‘til que sea homogéneo (me emociono con esa textura pegajosa!). Prueba un poco—ajusta según tu gusto (mi corazón late con cada giro!). Es como abrazar la masa—pura dulzura natural.

Paso 3: Forma las Galletas
Con una cuchara, toma porciones de masa—colócalas en una bandeja forrada con papel pergamino (me siento pro formando bolitas!). Aplana cada una con los dedos o la cuchara—dale forma de galleta (me río si me quedan chuecas!). Si quieres, añade chispas de chocolate o frutos secos—es como decorar felicidad (mi cocina ya huele a horno!).

Paso 4: Hornea las Galletas
Precalienta el horno a 180°C (350°F)—lleva la bandeja y hornea 15-20 minutos ‘til que estén doradas y crujientes por fuera (mi cocina huele a otoño y me hace soñar!). Vigila los últimos minutos—saca cuando estén perfectas (yo miro ansiosa por la ventanita!). Ese dorado es pura delicia—ya casi está.

Paso 5: Enfría y Disfruta
Deja las galletas en la bandeja 5 minutos—pásalas a una rejilla para enfriar del todo (me emociono con ese crujiente!). Prueba una—es pura felicidad sana (te juro que vas a suspirar como yo la primera vez!). Guarda en un táper—disfruta cuando quieras (en mi casa no duran mucho!).