Ingredients
2 berenjenas grandes (aproximadamente 300 g cada una)
2 tomates maduros medianos (aproximadamente 150 g cada uno)
150 g de queso rallado (mozzarella, parmesano o una mezcla de ambos)
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra (30 ml)
1 ramita de romero fresco (o 1 cucharadita de romero seco)
1 ramita de tomillo fresco (o 1 cucharadita de tomillo seco)
1 cucharadita de sal marina (ajustar al gusto)
1/2 cucharadita de pimienta negra recién molida
2 cucharadas de perejil fresco picado (para decorar)
Instructions
Comienza precalentando el horno a 180°C (350°F). Este paso es crucial para asegurar una temperatura constante desde el momento en que introduzcas las berenjenas.
Lava cuidadosamente las berenjenas bajo agua fría corriente y sécalas con papel de cocina. La piel de la berenjena, rica en antioxidantes, se mantendrá durante la cocción, así que asegúrate de limpiarla bien.
Coloca cada berenjena sobre una tabla de cortar y, con un cuchillo afilado, realiza cortes transversales de aproximadamente ½ cm de grosor. Es importante no cortar completamente hasta la base, dejando aproximadamente 1 cm intacto para que todas las rodajas permanezcan unidas formando un abanico.
Si las berenjenas son muy frescas, puedes omitir el paso tradicional de salarlas para eliminar amargor. Sin embargo, si lo prefieres, puedes espolvorear un poco de sal sobre los cortes y dejar reposar 30 minutos para que liberen líquido, luego enjuagar y secar bien.
Prepara los tomates lavándolos y cortándolos en rodajas finas, ligeramente más pequeñas que las de berenjena para que encajen bien en los espacios. Un cuchillo de sierra o muy afilado te ayudará a no aplastar el tomate durante el corte.
Forra una bandeja de horno con papel pergamino o engrásala ligeramente con aceite de oliva. Coloca las berenjenas preparadas dejando suficiente espacio entre ellas para una cocción uniforme.
Con cuidado, inserta las rodajas de tomate entre cada corte de berenjena, creando un patrón alternado que resultará visualmente atractivo. Tómate tu tiempo con este paso; la presentación final depende en gran medida de este detalle.
Mezcla el aceite de oliva con la mitad de las hierbas picadas, sal y pimienta en un pequeño bol. Esta infusión rápida permitirá que los aceites esenciales de las hierbas se liberen en el aceite, potenciando su sabor.
Con una cuchara o un pincel de cocina, rocía o pincela generosamente la mezcla de aceite sobre las berenjenas, asegurándote de que penetre entre los cortes. No escatimes en este paso, ya que la berenjena absorberá este sabor durante la cocción.
Coloca algunas ramitas enteras de romero y tomillo sobre y alrededor de las berenjenas para infundir aroma durante la cocción. Este sencillo paso añade un elemento aromático que elevará el plato.
Introduce la bandeja en el horno precalentado y hornea durante 25-30 minutos. Sabrás que las berenjenas están en su punto cuando estén tiernas al pincharlas con un tenedor, pero aún mantengan su forma sin deshacerse.
Retira la bandeja del horno y distribuye el queso rallado sobre las berenjenas, asegurándote de que se introduzca también entre los cortes. La combinación del calor residual y el regreso al horno derretirá perfectamente el queso.
Vuelve a introducir la bandeja en el horno y hornea durante 10-15 minutos adicionales, o hasta que el queso esté completamente derretido y ligeramente dorado en la superficie. Este dorado aporta un sabor ligeramente tostado que complementa la dulzura de la berenjena.
Retira del horno y deja reposar durante 5 minutos antes de servir. Este breve reposo permite que los sabores se asienten y que el plato alcance una temperatura agradable para comer.
Finaliza espolvoreando el perejil fresco picado por encima, que aportará un toque de color vibrante y un contraste fresco a los sabores horneados. Este pequeño detalle transforma la presentación del plato.